sexta-feira, 27 de setembro de 2024

 Hoy os voy a contar una historia de una chica que siempre ha sido callada. Estaba viviendo su mejor fase y vida, aunque, en aquel entonces, no lo sabía.

 Ella aspiraba a más, entretanto, no se daba cuenta de que tenía una oportunidad de vida allí. Por más que fuera complicado, tenía las mejores notas, era inteligente. Era una chica de pocas palabras, pero lo que salía de su boca era muy preciso y acertado. Sabía defenderse cuando era necesario y tenía las mejores calidades.

 No era de hablar con muchas personas, pero cuando cogía confianza, ya no era aquella chica callada o sencilla. Se transformaba en su mejor versión, contaba lo que tenía en la cabeza, salían temas de conversación, le encantaba hacer fotos. Era mucho más ella misma y espontánea.

 Aunque decidió dejarlo todo atrás… sus amigos, la familia que quedaba, la iglesia, la oportunidad de hacer la universidad y mejores opciones de empleo.

 Ella decidió visitar otro país; a priori, era unas vacaciones con su madre que vivía allí. Entretanto, ella se quedó. No sabía que no debería tomar esta opción. No debería haber dejado su futuro programado en su país natal solo porque pensaba que sería mejor vivir en otro continente, aunque su madre estuviera a su lado.

 Con el pasar del tiempo, las amistades que tenía también se fueron deteriorando, perdió contacto con sus amigos de Brasil y su familia. Se aislando en ella misma.

 Ella se fue aislando cada vez más, perdiendo contacto incluso con amigos del país en que se encontraba. Ya no quería contar sobre su vida, responder las mismas preguntas de siempre o no tener nada que contar. Le daba vergüenza su vida, el querer avanzar y no poder.

 Tuvo un amor en la infancia que por muchos años no lo pudo superar. Encerró su corazón en el lugar más profundo de su ser, para que nadie pudiera romper lo que aún quedaba. Si es que quedaba algo allí.

 El miedo la dominó.

 Terminó controlando todas las áreas de su vida, bloqueándola cada vez más, hasta el punto de que ahora le cuesta hasta relacionarse con amistades y abrirse, quitándole muchas de las cualidades que la diferenciaban de los demás.

 Se quedó casi 10 años en un país que, desde el principio, le dio señales de que no la quería.
 Que no era su sitio. Aun así, era el lugar donde se sentía en casa.
 Ya que con el pasar de los años, se le quedó tarde el ‘volver’.
 Todos sus amigos ya habían hecho sus vidas, se graduaron en la universidad, tenían un trabajo estable,  
y muchos hasta su propia familia.

 Le fue afectando día tras día el no tener una carrera y una estabilidad financiera. Y la única forma de que no le afectara, aunque interiormente siempre lo hacía, era no pensarlo. Lo que intentaba era no evadir estos pensamientos.

 Ella quería ser legal en el país, tener la oportunidad de trabajar, estudiar una carrera y ser feliz. Ser libre para hacer amistades y tener cosas que contar. Tener sus propias cosas y no tener miedo al amor.

 Pero también, ¿cómo iba a dejar que alguien más entrara en su vida, si esta está hecha una basura?
 
 Los pensamientos de suicidio siempre la atormentaron en todos estos años, y la atormentan hasta ahora. Esto además fue lo que la motivó a empezar a escribir, intentando que estos sentimientos salieran hacia fuera y no la invadieran.

 Sería tan más fácil si solo la vida terminara.
 Sin tener que ser una preocupación para los demás.
 Si solo dejara de ser una carga.
 Es fácil jugar...
 Uno no sabe lo que el otro lleva dentro y lo que lucha constantemente.

 Lo siento.

 Siento por no tener fuerzas para ir tras mis sueños.
 Por estar cansada de que siempre me cierren la puerta.
 Por llevar un mundo dentro y no exteriorizarlo.

 Lo siento.

 Siento por ser una persona lenta y que no tiene la rapidez para entender las cosas.
 Siento por, aunque preste atención, no interiorizarlo o entenderlo.
 Siento por todas las amistades en las que fallé.
 Por distanciarme.
 Por no atender.

 Lo siento por no ser sincera y no decir lo que pienso.
 Siento por no pedir ayuda.
 Siento por no tener fuerzas para luchar.
 Lo siento por pensar en desistir.

 Al final, creo que, a excepción de algunas personas, no haría tanta falta.
 Tampoco es que hubiera hecho mucho.


- B.E.

  H oy os voy a contar una historia de una chica que siempre ha sido callada. Estaba viviendo su mejor fase y vida, aunque, en aquel entonce...